A finales de invierno y después de la sequía del verano las obreras especializadas, las aguadoras (pecoreadoras), frecuentan los lugares húmedos.
A menudo, las vemos por la mañana,
aspirar las gotas de rocío con la trompa o recoger agua del borde de los charcos o de los riachuelos. Las aguadoras recogen gotas de agua que colocan en la parte superior de las celdillas para que al evaporarse proporcionen la humedad necesaria al pollo, que de otro modo moriría por deshidratación.
El agua no es almacenada en la colmena.
El agua suministrada debe estar limpia.
Aunque generalmente no buscan con preferencia aguas puras. Por el contrario, sienten inclinación por los charcos, los urinarios y los purines, que les proporcionan materias nitrogenadas junto con el agua.
Los posibles problemas que puede generar la falta de agua
Las abejas que no encuentren una fuente de agua cercana pueden volar largas distancias para conseguirla, pero será a costa de consumo de miel. Pensando en la producción, se trata de un aporte estratégico, pero que además es obligatorio atendiendo a las leyes de bienestar animal, ya que existen sanciones a las que se puede exponer el apicultor, si una inspección del SEPRONA (Guardia Civil) denunciara una falta contra la mencionada ley de bienestar animal.
También podemos ocasionar molestias
si tenemos hogares vecinos, pues es común que recurran al agua de las piscinas cercanas y motive quejas contra el apicultor. O incluso si hay algún ganadero es posible que las abejas vayan a los bebederos del ganado y pueda generar algún tipo de problema con los animales (vacas, caballos, etc.) al no acercase al abrevadero por temor a ser picados.
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| Imagen. Abejas bebiendo agua. |
El agua y el transporte de colmenas
Debemos tener también en cuenta que la considerable subida térmica que se observa después del enclaustramiento parece provenir de la agitación de las pecoreadoras, agitación que estaría en relación directa con la necesidad de agua.
Esta imperiosa necesidad de agua
puede ser la explicación de ciertas asfixias inexplicables durante el transporte de colmenas cerradas.
Y es por lo que, en caso de avería prolongada, durante una trashumancia, el riego de las colmenas puede evitar la muerte de las colonias.



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