Foto 1. Celda real con jalea y larva.



La colmena es un superindividuo, 
formado por diferentes partes que funcionan conjuntamente: la reina, las obreras, los zánganos (básicamente en la época de reproducción), y los panales de cría y de almacenamiento de reservas.
Las relaciones entre las abejas y la reina 
están reguladas por instinto. Como ocurre en todos los seres vivos, la presencia o ausencia de ciertos estímulos, externos (horas de luz, temperaturas…) o internos (hormonas…) provocan determinados comportamientos.  Cuando un estímulo está a un cierto nivel, adecuado para ser percibido, y el receptor tiene un nivel de detección adecuado, automáticamente se produce la respuesta correspondiente. La enjambrazón es un comportamiento natural de respuesta al instinto de reproducción de las abejas, que está regulada por una serie de mecanismos.
Una reina joven y fecundada 
emite unas feromonas (hormonas de difusión gaseosa), que inducen en las obreras comportamientos varios: como no criar otras reinas, estirar cera, agruparse… Esta regulación se rompe si la reina envejece, o por cualquier defecto que disminuya su nivel de producción de feromonas.
O si la población de la colmena crece excesivamente, 
y la cantidad de feromonas producida por la reina no llega en un nivel adecuado a todas las abejas. Entonces algunas obreras comenzarán a criar reinas en la zona periférica del nido de cría. Para ello hacen algunas celdas reales sobre la superficie del panal, a las que trasladan huevos recién puestos por la reina, y los alimentan solo con jalea real durante toda su etapa larvaria (Fotos 1 y 2).

Foto 2. Celdas reales. 


Si las condiciones meteorológicas 
son favorables el proceso seguirá hasta su fin. Si hay algún contratiempo se vaciarán las celdas reales iniciadas, se estrechará su boca al diámetro de una celda de obrera (es lo que algunos apicultores llaman “vicio”, Foto 3), y la colonia esperará a una oportunidad mejor para reproducirse.
Si la enjambrazón sigue adelante, 
la larva alimentada con jalea real “encenderá” (por epigenética) sus genes de desarrollo de tejidos reproductores (ovarios, vagina…), y el resultado final será una hembra fértil.

Foto 3. Celda real abandonada.


Poco antes de nacer estas reinas, 
o recién nacidas, «cantarán»(ver vídeo) amenazando a la reina antigua o a sus hermanas que nacieron anteriormente, para incitarlas a abandonar la colmena. En esta fase la reina vieja puede achantarse, y abandonar la colmena con un grupo de sus obreras y lo que estas puedan cargar en el buche, e instalarse en algún otro hueco de los alrededores. Previamente, abejas exploradoras habrán inspeccionado los huecos a su alcance, indicando a las demás su posición mediante el baile en 8, que repetirán sobre el enjambre en las paradas de descanso que haga. Finalmente, se instalarán en la posición marcada por las exploradoras más insistentes en su baile (presuntamente por haber localizado un hueco mejor).  
Las primeras reinas recién nacidas 
pueden coexistir en la colmena, ignorándose, mientras estén sin fecundar, hasta su madurez sexual, alrededor de unos 4-5 días. En esa fase, incluso pueden enjambrar, yendo varias en el enjambre hasta que se fecunde la primera de ellas. Estos enjambres suelen ser más pequeños, “jabardos”.



Una vez maduradas sexualmente 
comienzan a emitir feromonas de atracción para los zánganos (durante unos 20 días). Entonces comenzarán a hacer vuelos de fecundación, cubriéndose en ellos habitualmente con 15-20 zánganos en unos pocos días, siempre que la meteorología sea la adecuada (poco viento, buena temperatura, y ausencia de lluvias). La reina guardará el semen de esos zánganos en su espermateca, y lo mantendrá vivo durante unos 2-3 años, utilizándolo para fecundar sus óvulos y producir así nuevas hembras para su colonia. Los machos provienen de huevos sin fecundar.
Si la meteorología es adversa 
la reina puede fecundarse con pocos zánganos en sus 20 días de celo, almacenar poco esperma, y entonces empezará a poner huevos solo de zánganos en pocos meses. Es por eso por lo que, los años de mala meteorología para la fecundación de reinas, hay un porcentaje mucho más alto de renovaciones de estas a lo largo de la campaña.
Habitualmente, si el apicultor 
no interviene renovando reinas viejas, un tercio de las colmenas suelen cambiar de reina de manera natural en una campaña. Esto supone la paralización de la puesta durante unas 5 semanas, y a veces pasa desapercibido.
También puede que ser que una reina 
tenga mala producción de feromona y no sea muy atractiva para los zánganos. O puede no fecundarse. En estos casos será “zanganera”, habrá que desecharla.
La reina fecundada aún tardará 
un par de días en madurar su nuevo estado y empezar a poner huevos. En esta fase ya emitirá otras feromonas, de atracción de obreras, de estirada de cera, y de no cría de reinas, y será aceptada por las obreras como reina de su enjambre. Las celdas reales excedentarias, que aún permanecían con cría de reinas, serán destruidas por las obreras, royéndolas por su base (Foto 4).

Foto 4. Celdas reales destruidas.


En algunos casos particulares 
el enjambre de abejas de una colmena puede abandonarla por causas de fuerza mayor, incluso dejando atrás su cría; esto solo ocurre en algunos casos muy extremos de loque americana, varroa, o hambre, y es un “abandono sanitario” en busca de mejores oportunidades.
Las abejas de una colmena “zanganera”
que tiene solo puesta de zánganos, de huevos sin fecundar, pueden hacer celdas reales con esos huevos, por instinto de cambiar la reina. Pero esas celdillas reales, siempre en zona de celdillas de zánganos, y con cría de zángano dentro, serán anormalmente largas y estrechas en el centro, y nunca darán reina (Foto 5).

Foto 5. Celdas reales en puesta de zanganera.